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La madre de todas las cocinas

En esta nota compartimos un dato curioso que nos llega desde Europa. Las cocinas no siempre fueron como las actuales, una arquitecta austriaca revolucionó su diseño para siempre.

Antes de los años ’20 la cocina era el ambiente más grande de la casa. Tenía una mesa enorme donde la familia cenaba y pasaba la mayor parte del tiempo. La sala de estar sólo se usaba para ocasiones especiales. Los muebles en la cocina eran individuales, no como las actuales alacenas. Había una pileta con cuatro patas, un mesa de trabajo y algún mueble de guardado independiente.

Esta disposición cambió en 1926 cuando la arquitecta austriaca Margarete Schütte-Lihotzky diseñó la famosa Cocina Frankfurt, llamada así porque fue pensada para uno de los barrios de esa ciudad alemana que se construyeron después de la Primera Guerra Mundial.

Por esa época los arquitectos y urbanistas tenían el desafío de construir edificios en forma masiva para solucionar la escasez de vivienda. Como el espacio era reducido todo debía hacerse con el más mínimo cuidado. Lihotzky, influenciada por el taylorismo, estudió en detalle cada movimiento de las cocineras y creó un espacio que reducía al mínimo su esfuerzo.

La cocina medía 1.9 metros por 3.4 metros. En ese espacio hizo por primera vez un sistema de doble almacenamiento aprovechando toda la altura de la pared. Además, al sacar la mesa de la cocina, las familias empezaron a cenar en la sala de estar. La arquitecta también diseñó cajones con manijas para los ingredientes más comunes como harina o arroz y los colocó justo debajo de la mesa de trabajo para que con un sólo movimiento la persona pudiera sacar el ingrediente y colocarlo en la mesa. El exhibidor de especias lo puso cerca de los fuegos con el mismo objetivo. El tacho de basura estaba en un cajón debajo de la mesa de trabajo para que sea fácil tirar los restos de comida. También diseñó una tabla de planchar plegable y un banco giratorio para mayor movilidad.

Este espacio reducido no sólo sirvió para solucionar la construcción de más viviendas en menos superficie sino que minimizó los movimientos del cocinero. En su tiempo, Lihotzky concibió este modelo desde un pensamiento socialista y feminista. Quiso empoderar a la mujer reduciendo sus tiempos de trabajo. Sin embargo, al ser un espacio para sólo una persona la alejó del resto de la familia y no le permitió recibir ayuda para sus tareas. En los ‘80 la corriente feminista criticó este modelo por naturalizar el rol de la mujer en la cocina. En los ’90 todo cambió con la nueva tendencia de cocinas abiertas y en comunicación con la sala de estar.

Sin embargo, la mayor parte de nuestras casas sigue el modelo creado por esta arquitecta austriaca quien dijo: “Lo que me atrajo a la arquitectura fue la tarea concreta de hacer un servicio para el pueblo”. 

Fotos: https://es.wikipedia.org/wiki/Cocina_Frankfurt



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