La casa mínima

Muchos de nosotros nos quejamos del poco espacio de los nuevos departamentos porteños. Sin embargo, en San Telmo, existe una casa de tan sólo 2.5 metros de frente y más de 200 años de antigüedad.

La casa mínima se encuentra en Pasaje San Lorenzo al 380. Mide sólo 2,5 metros de frente y 13 metros de profundidad. Sobre la fachada angostísima tiene una puertita de madera pintada de verde con una tranca de hierro. Arriba se ve un balcón con barrotes. El revoque descascarado revela en algunos sectores el alma de ladrillos de su construcción original.

La leyenda cuenta que perteneció a un esclavo de Urquiza que fue liberado gracias a la ley de libertad de vientres en 1813. Estos esclavos debían buscar un lugar donde vivir y era muy frecuente que sus antiguos amos les proporcionaran pequeñas porciones de sus terrenos para que levantaran sus casas. Generalmente, con la muerte del esclavo liberto, estas parcelas volvían a sus anteriores dueños.

Según la leyenda, un esclavo liberto de Urquiza, recibió esta casa en 1813. Esta fecha ya es errónea porque la abolición de la esclavitud recién se declaró en la Constitución Nacional de 1853 y se reglamentó en Buenos Aires en 1861. Por lo tanto, en 1813 la casa no podía pertenecer a un esclavo liberado. Investigando en los papeles de Catastro, el arquitecto José María Peña, director del Museo de la Ciudad, tiene una versión diferente. Encontró en un catastro de 1860, donde se señalan las dimensiones de los lotes, que el terreno perteneciente a la casa mínima era una propiedad que tenía 16 metros de frente con 17 de fondo. Es por esto que Peña tiende a pensar que en sucesivas divisiones del terreno quedó un lote de menos de 2 metros y medio de ancho, en el que hoy sobrevive la casa mínima.

Esta revisión del arquitecto Peña destroza la teoría del esclavo liberto pero la leyenda de la casa mínima nos ayuda a recordar la fuerte raíz afroamericana del sur, que con sus candombes y murgas, hacen de San Telmo un barrio único de la Ciudad.

Fuente: GCBA